El otro día, hablando con unos amigos, me di cuenta de que vivimos en un mundo materialista movilizado por el dinero, donde todo lo material prevalece sobre el pensamiento. Muchos de los problemas que las personas tienen se deben al dinero: "Cómo puedo ganar más para ser más rico". "Por qué puede un futbolista ganar millones de euros y yo no puedo permitirme ciertos lujos"-se preguntaran algunos.
Pues bien, es cierto que nuestra sociedad no es igual, sino que existe desigualdad económica. Podríamos decir, pues, que vivimos en una sociedad injusta desde el punto de vista de las cosas materiales. Sin embargo, cuantas personas estan al lado de una persona adinerada porque aprecian su ser interior? Cuántas por intereses personales?
Está claro que el dinero puede comprar muchas cosas que nos producen satisfacción y nos facilitan nuestra forma de vivir, pero hay cosas esenciales que hacen a las personas verdaderamemte felices que el dinero no puede comprar.
Dejar atrás ese afán por tener más y más innecesariamente no es un proceso fácil, como tampoco lo es mentalizar a las personas de que no valen por lo que tienen, sinó por lo que verdaderamente son. Librarse de este afán y pasar a preocuparse de a cuantas personas hemos ayudado hoy o preguntarnos quiénes estan a nuestro lado y nos aprecian de verdad por lo que verdaderamente somos, no es una tarea fácil pero por eso quién lo consigue logra ser feliz de forma verdadera y permanente.
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